miércoles, 2 de mayo de 2012

“Diagnóstico. El aprendizaje de la interpretación de las culturas”




Este capitulo habla, como su título bien lo describe, sobre la manera de identificar la cultura dentro de un ambiente organizacional, pero además no sólo identificar cuál es la cultura, sino su importancia, su impacto en los procesos así como en la gente que en ella labora.
El capitulo comienza describiendo cómo la cultura puede considerarse algo superficial, un elemento más de todos los que conforman a la empresa lo cual muchas veces orilla a los gerentes así como empleados a pasarla por alto, sin tener idea del impacto que la cultura organizacional tiene en el desempeño general de la empresa. Este peso va siendo evidente con el paso del tiempo, una vez la cultura se asienta y se vuelve una realidad, no una evidencia sino un ambiente bajo el cual se respira y vive.

La cultura organizacional ayuda a los directores generales y los altos gerentes a identificar problemas que puedan surgir sobre todo al ser conductas observables en los empleados; es importante estar consciente que son las personas quienes hacen a la empresa, si bien, lo más importante es la efectividad y que la empresa cumpla sus objetivos, la manera en que lo hace es aquella que define el éxito y perdurabilidad de la empresa. Existe una cultura que define las conductas dentro de la empresa y es muchas veces definida explícitamente por los directores, sin embargo, también existe aquella que se va dando conforme se viven los procesos y los propios empleados la crean, es en ésta cultura en la que los directivos deben prestar atención ya que son indicadores de posibles áreas de oportunidad.
Para interpretar la cultura de una organización, existen varios indicadores a tomar en cuenta, el primero de ellos es el escenario físico. Se refiere a la imagen ambiental del lugar de trabajo. Las oficinas, pasillos, planta, áreas de esparcimiento, el mobiliario, cualquier elemento físico que repercute en la manera de trabajar. La mayor división del escenario físico es dictado por los departamentos, para lo cual se debe tomar en cuenta su distribución tanto espacialmente como del recurso humano. 

Otro indicador para interpretar la cultura es prestar especial atención a lo que la compañía dice sobre su propia cultura. Esto se refiere a las expresiones que la empresa tiene sobre ella misma, tanto para los empleados (de manera interna) como para quienes conforman los públicos (de manera externa). Esto ayuda afianzar una cultura vigorosa, de la cual la empresa se sienta orgullosa, motiva a sus empleados y crea una presencia en los públicos, así como un ejemplo para otras empresas.

Analizar la forma en que se recibe a los desconocidos es otro elemento para la interpretación de la cultura. Aquellos rituales que conforman la presentación de un nuevo empleado, la manera de saludarse entre miembros de la organización o la introducción del nuevo personal representa un elemento que si bien puede pasar desapercibido, prestarle atención hasta el mínimo detalle es lo que logra una permanencia en la mente del público. Éstos rituales se dejan ver también desde que el nuevo personal ingresa a la empresa, generalmente a través de una entrevista, en donde la manera en que ésta se desarrolla causa una impresión en el nuevo ingreso; no es solamente que el nuevo empleado debe lucirse en busca de ser contratado, sino también labor de la empresa causar una buena impresión que deje con ganas de querer formar parte de un equipo de trabajo así.

Anteriormente menciono cuáles son las principales características de una cultura vigorosa, ahora hablaré sobre los síntomas de una cultura débil. El primer indicador de una cultura débil es cuando la empresa esta enfocada en sí misma, tiene una visión hacía el interior y deja de preocuparse por la imagen que tiene hacía el exterior. Muchas veces se enfoca la energía en optimizar cada procesos, llevar cada aspecto de la productividad al máximo desempeño logra desviar la atención de lo que sucede después de que la empresa logra sus efectividades. Dejar de prestar atención a lo que sucede cuando un producto o servicio es lanzado al mundo real es uno de los principales factores para una cultura débil.

Tener un visión a corto plazo, problemas de estado de ánimo, fragmentación en las relaciones o subculturas poderosas son los factores que caracterizan a una cultura débil. El más común de ellos es la fragmentación que derive a la formación de grupos pequeños que luego formaran una subcultura, es decir, una cultura nueva, diferente a la de toda la empresa, que logre ser capaz de tener un mayor impacto en los empleados que ni la cultura misma. Los indicadores para detectar este problema son siempre muy evidentes, sin embargo, la mayoría de las culturas débiles están inmersas en otro tipo de problemas que se olvidan de observar los pequeños detalles que pueden tener una repercusión muy grande.

Hemos revisado ya en material anterior las múltiples características de una cultura vigorosa, en el material de hoy lo recalco y destaco los puntos más importantes; sin embargo, me parece que la mayor aportación de esta lectura es hablar sobre los indicadores de una cultura débil, que muchas veces pueden parecer obvios pero se viven a diario y existe tal ceguera que no permite a la organización avanzar, se debería prestar especial atención a conocer síntomas de una cultura débil para intentar corregirlas antes de buscar implementar un nuevo proceso de cultura vigorosa, sin antes haber resuelto los problemas ya existentes.  

1 mayo 2012
Sandra Macías

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